En 1987, el barco Solana Star partió de Australia con destino a las Américas. La embarcación cruzó océanos con 15 toneladas de la mercancía más pura. Estamos recordando el famoso verano carioca de 1987, en que latas ocuparon la costa de la ciudad de Río de Janeiro en una especie de happening cannabinoide. Cualquier persona que estuviera allí nunca podría haber previsto el acontecimiento, tan absurdo fue lo que ocurrió. Las latas son el absurdo – que, comprobadamente, también forma parte de la realidad. En este espíritu, el na lata surge como una oportunidad para discutir y presentar algunas de las reflexiones hechas a partir de lo que hemos producido, escrito y enseñado, así como a partir de la producción y de las reflexiones de los compañeros, que pueden expresar, cuestionar y proponer la pluralidad, la diversidad y la representatividad dentro del campo expandido de la arquitectura – sin jamás perder de vista esos cientos de latas de contenido ilícito que han invadido una de las playas más populares del mundo, en nuestro país. Estas reflexiones tienen como énfasis dos dimensiones, que son la producción y la divulgación de procesos intelectuales y profesionales del campo, como una forma de reiterar y reconocer los esfuerzos que se articulan para pensar narrativas sobre temas históricos, culturales, sociales y geográficos. El deseo de acercar múltiples visiones pretende subrayar la colectividad como valor inherente a la arquitectura y a lo que se entiende por su campo expandido, como una forma de juntar, intercambiar y afirmar narrativas. Con esta perspectiva, ese deseo se explaya como un campo de discusión que pueda suscitar un horizonte para la construcción de un nuevo espacio para pensar y formarse, en el que Latinoamérica, como unidad, reconozca plenamente sus diferencias históricas, sociales y sus particularidades culturales y territoriales. Por lo tanto, el na lata desea ser una plataforma dedicada a la producción y a la divulgación de procesos profesionales e intelectuales, con temáticas urgentes e imaginarias. Celebrando los caminos del libre intercambio, del conocimiento compartido y de la visión que rechaza la soberbia y la moral imbuidas de una perspectiva individualista, nos gustaría destacar la participación de muchas personas en la gestación del na lata; en particular, les debemos mucho a nuestros compañeros Pedro Vada y Marina Lacerda.