Si el siglo XX se ocupó de la cuestión fundamental de la aproximación entre el arte y la vida, el hilo que atraviesa ese tema de forma inevitable es la experiencia. La experiencia del arte es, para muchos, lo que protege contra una vida utilitarista y operacional, orientada a los hechos y hacia el futuro, en detrimento de la vida en el presente. La naturaleza también es un atractivo que nos invita a pensar en nuestra condición de ser, en nuestra pequeñez, en la gran belleza en su raíz más profunda.
El *Living Museum *se presenta como un tesoro, una oportunidad de escuchar y dejarse afectar por esas fuerzas del arte y de la naturaleza, movilizado como dibujo por su disparador: el verbo living. Esa palabra lleva a muchas asociaciones, nos transporta a casa y nos hace pensar que es lo que estamos haciendo aquí. Por eso, aquí la arquitectura se presenta como un escenario para la experiencia del presente: una alternativa a las formas anticuadas de turismo depredador y ostentoso, que recorre el mundo con ansiedad. Aquí la arquitectura no existe sin aquellos que la experimentan, por eso se formaliza como una gran casa, donde la vida tiene estímulos para suceder, el paisaje adentra y se hace presente, se celebra la colectividad, y lo natural y la cultura, o la vida y el arte ignoran esas divisiones tradicionales y celebran lo que es de todos: la experiencia.
Splendida Giornata!
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categoría Concurso
Clasificación Finalistas